La finalidad de toda empresa es acaparar cuantos más clientes sean posibles, para así ser consumido su producto y obtener mayor beneficio. Para ello, las empresas utilizan técnicas para promocionarse, una de estas técnicas (que ha causado gran impacto) es el querer registrar un olor para designar una marca de un producto. Esto dicho así suena bien, ya que es una táctica más para ganar clientes y a simple vista no consigue perjudicar a nadie. Ahora bien, toda marca tiene que poder representar-se gráficamente. Y no todo el olor es capaz de conseguir este requisito, por lo que supone un problema a la hora de cumplir con las leyes referentes a las marcas.
Aún no se ha dado un veredicto final sobre el poder utilizarse esta técnica, pero desde luego que si la aceptan dentro de uno años inventaran otros mecanismos para promocionarse que serán mas allá de lo creíble.
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