En la actualidad, los niños tienen un papel decisivo a la hora de consumir. No los pueden adquirir pero acaban imponiendo su voluntad a los padres, los cuales aceptan para facilitar la felicidad a sus hijos.
La tendencia de que los niños sean los que eligen lo que se consume esta en alza. Las estadísticas demuestran que sus decisiones acaban siendo el 45% de los destinos en las vacaciones y el 18% en la compra del automóvil.
Las causas se deben a la baja natalidad unida al incremento del poder adquisitivo de las familias. Estos niños tienen una opinión muy clara de lo que quieren, además tienen que aprenderse bien el nombre de lo que desean para pedirlo a los padres. El excesivo tiempo que pasan frente al televisor (20 h), más la consola y el ordenador (10h) hace que ya aprecien las marcas. Por ello, un 20% de las ventas en el mercado de lujo lo abarcan los niños clientes. Muchas marcas ya desarrollan productos específicos para ellos.
Las fuentes de información son la televisión, la tienda y los catálogos, por orden de importancia.
Las asociaciones de padres y madres, de consumidores y educadores reclaman un mayor control de la publicidad comercial de juguetes. Por ello se están haciendo diversas políticas de protección para evitar estas situaciones:
Por ejemplo, en Suecia han prohibido la publicidad que cree deseos en los niños.
En España se reclama cualquier tipo de publicidad que vaya dirigida a los menores de 7 años. Incluso las autoridades sanitarias han pactado con los anunciantes de alimentación, ya que un exceso de horas frente al televisor (se podía jugar, practicar deporte,…) con comida esta provocando el aumento de obesidad infantil.Los grandes marcas se han visto obligadas a hacer urgencias estratégicas para minimizar el impacto indeseado de sus campañas, con el fin de no perder clientes.
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